>> La Metrópoli Verde >> Proyecto de identidad >> La trama urbana
>> Proyecto de identidad. La trama urbana <<
Una de las bases conceptuales del proyecto fue la aceptación como ventaja de lo que hasta la fecha había supuesto un handicap: su aislamiento administrativo y geográfico. Así, las fronteras administrativas hacia el sureste y noroeste (límites con la provincia de Álava) y naturales hacia el suroeste y noreste (Sierra de Árcena y Peña Carrias), posibilitaron la primera decisión sobre sus dimensiones. Un espacio asequible al visitante de poco más de 2.400 hectáreas en comparación con las grandes dimensiones de la totalidad del parque natural, 33.000 hectáreas.
Un segundo paso consistió en la “planificación urbanística” que definiera la estructura de la ciudad. La red de pistas forestales y senderos existente articulaban completamente el espacio, constituyéndose en el entramado de calles de la metrópoli, y que dependiendo de sus posibilidades viales, fueros renombradas como avenidas, calles y callejuelas.
La red vial articula la totalidad del territorio, pero también da acceso y acota los “nuevos espacios” que integran La Metrópoli Verde. La organización de la ciudad en torno a seis nodos, las plazas de la ciudad, ubicadas en parajes singulares ya existentes y repartidos homogéneamente por la ciudad, posibilitan una planificación mas sencilla de los desplazamientos en torno a núcleos que además poseen una personalidad diferenciada, y que dan acceso a los lugares y espacios que integran la ciudad: los barrios, los miradores, las fuentes y los monumentos de la ciudad, los “metropolitanos ilustres”, un conjunto de árboles notables que ejemplifican la diversidad de “culturas” que habita esta gran urbe.
Se podría decir que la ciudad ya existía, tan solo había que redescubrirla mirando al bosque con otros ojos. Para ello fue fundamental la colaboración de May, el agente medioambiental que cuida de estos bosques y los conoce como la palma de su mano.